Archivos Mensuales: May 2012

Bofetadas.

Los educadores no mentimos cuando decimos que aprendemos cada día y que de vez en cuando, son nuestros educandos los que nos dan una buena lección. Esta semana pasada, he recibido varias bofetadas educativas bastante interesantes.

El lunes pasado salia de cenar de un garito del centro de Valencia, cuando de lejos, vi la silueta de una chica que me era bastante familiar, aunque no logré diferenciar de quien se trataba, seguí caminando y conversando con mi compañía, hasta el momento en el que cruzé junto a la chica. Resultó ser una de las chicas de mi grupo educativo, junto a un primo suyo y con cajas en las manos.Tras el pertinente saludo instintivamente miré mi reloj, eran las 23:30 de un lunes, demasiado tarde para el día siguiente acudir a clase, pensé, pero…no fui capaz de reaccionar ante la situación y cada uno de nosotros seguimos nuestro camino sin yo, pararme a preguntarle como estaba y hacia donde iba. Tal vez, me quedé bastante desencajado.

Pasé parte de la noche pensando de donde venia, a donde iba y que llevaba en las cajas. Aún así, sabia que mas tarde o mas temprano la iba a ver para salir de dudas y hablar con ella, y así fue. Tras el típico interrogatorio al que solemos someter a los chavales, y mira que nos ponemos pesados con las preguntitas por aquí y por allí, me confesó que venia de recoger comida en una panadería para la familia.

Tras la pertinente conversión con ella y antes de marcharnos le pregunté el motivo por el que se puso nerviosa y se asustó al verme, su respuesta fue letal; «Me daba vergüenza que me vieras con las cajas llenas de comida mientras tu estabas tan feliz con tus amigos». En ese momento no tuve respuesta para ella, y la despedí hasta el día siguiente.

Aún siento el dolor de esta bofetada educativa. Durante toda la semana he estado pensando que si no fuera por este tipo de bofetadas y por los errores que como educadores cometemos, que en la gran mayoría de veces nos damos cuenta, nuestro trabajo no tendría su pertinente reflexión sobre nuestras actuaciones y en pocas ocasiones tendríamos oportunidad de mejorar. Me siento bien recibiendo bofetadas, aunque duelen y mucho, y mas cuando son por errores que el Educador comete.